EL amor es la miel que endulza todas las penas, el quehacer de todos los días, el eje de todos los motivos, el milagro invisible que vive y esta creado dentro de nosotros, es un arte y una ciencia, no un oficio, el amor es un entretejido, un traspaso y un goteo, no una ventaja, es un ensanchamiento del corazón, una aspiración y una luz, no un adorno. Es la dicha de todos los días, no la espina de todas las noches, no es vivir de costumbres y de monotonía, sino de pasión, de amor y de alegrías, no es una copa de vino que vas probando, sino un licor dónde vas saboreando ese misterio en el que no sólo es la vida del día a día, sino dónde vas construyendo ese castillo que esperas sea para siempre, el amor no es una cascada que se despeña hacia un barranco, sino un río caudaloso que te arrastra, hace camino y te marca la dirección a seguir, no es un volcán que todo lo quema y lo destroza, sino un árbol que va naciendo, se va consolidando y va creciendo hasta echar semilla, no es avideces, no es labrar una tierra seca, sino disfrutar de un fruto jugoso que te alimenta, no es ciencia, sino sensibilidad. Son muchas rosas y mucho con qué vivir, el amor no son superficialidades, sino concentración, mucho cariño y mucha entrega, es vivir una pasión, no un hábito, es una apetencia, no una indiferencia, es sueño, no herida.
El amor es eso que te hace pequeño/a, o te hace grande, te hace violeta y te hace rosa, te alegra la vida y te hace vivir. Es eso que te afina la sensibilidad, te llena el alma, te doblega el corazón, te cambia el paisaje, te perfuma el huerto, te afianza las raíces y mantiene la esperanza. Es la antorcha encendida que te ilumina y te lleva a lo más alto de la vida.
24/06/1999
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