Sigue caminando, la vida puede llegar a ser maravillosa...

domingo, junio 3


El amor.
Así es el amor aunque no lo queramos ver.
Querríamos vivir siempre el amanecer, las pasiones del amanecer, la ceguera de ver en la otra persona todo lo que en nuestras vidas nos falta, ese enamoramiento sin sentido y sin causa justificada.
Pero llega ese sol del amanecer a mitad del sueño y las estrellas de colores que vimos poco a poco se van apagando, y la rutina entra en nuestras vidas como carcoma ciega y el serrín de los días vacía las miradas y todo se ve diferente. Y así llega la tarde con los ojos tristes y los abrazos nunca dados sin fuerzas ya para poder  emitir palabras,  y dejamos que los días se mueran en silencio, mirando al horizonte, buscando una escapada a nuestras plegarias.
Y al fin  nos adentramos en la noche con la melancolía fría y los cuerpos enfermos de amor y las almas cansadas buscando amaneceres como el que soñamos cuando creímos ver que lo que nos pasaba era un sueño tan fuerte, una ilusión tan viva que nunca supusimos que un día se nos apagara.
Pero nos damos cuenta que todo quedó muerto en estas cenizas que buscamos con ardor que el fuego volviera a renacer volviendo a vivir  un nuevo alba y soñar que de nuevo nuestros sueños resucitaban.


DE QUE ME SIRVE
 De qué me sirve amarte cuando no te tengo.
De qué me sirve soñarte cuando no apareces en mis sueños.
De qué me sirve pensarte cuando no me piensas.
De qué me sirve quererte cuando no me quieres.
DE QUE…

 A mi me sirve...
A mí me sirve tu amor para seguir viviendo, para abrazarme en tu abrazo cuando la noche me atrapa, para sentir en mi cuerpo tu piel cuando el aire frío me destapa, para soñar con tus labios cuando la sed de tus besos me acribilla, para vivir la pasión en las noches de luna llena, para contemplar tus ojos con la luz de los amaneceres, para llenar mis días y mis noches y hacer huir mi insomnio.
Para que tenga sentido el caminar a ningún lado, para que pueda verte en los rostros con los que me cruzo, para tener la esperanza de que quizás un día volverás a mi morada.
Y volver a sentir la pasión de los esclavos de amor, y caminar por bosques y caminos aun estando ciego y nos podamos cubrir y cobijarnos bajo su manto sin más calor que el que surja de dos cuerpos enamorados que buscan sentir en sus entrañas la explosión de un orgasmo.
Por eso quiero que dejes que te siga queriendo y que no me importe que nunca pueda tenerte,  déjame que te sueñe tan viva, tan cercana y que aparezcas en mis sueños con la verdad de la mujer que me llene de placer y que me dejó extenuado cubierto de caricias, de besos y de espasmos, que sienta sobre mi piel como si aún estuvieras enredada entre mis brazos.
Javi 03/06/2012


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