Te entiendo sin pronunciar palabra cuando me visitas por las madrugadas, acercando tus besos y acortando distancias, poniéndole nombres a mis deseos.
Te entiendo cuando tus manos y tus caricias son mi mejor consuelo en un día agitado y gris, y entiendo tu mirada ese idioma preferido tan perfecto apuntando siempre a mi corazón.
Te entiendo raíz de mis raíces cuando el cansancio de tu pasado se apoya en mis ramas, y ahí haces tu nido y conjugamos soluciones a problemas recién amanecidos y entramos en la noche juntos, entibiando las pieles a golpe de besos, cabalgando madrugadas, felices, plenas, y vivas...
lunes, julio 5
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